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viernes, 4 de mayo de 2018

LA MIERDA NO SONRÍE.

Hoy es el día en que me paro a pensar en una metáfora curiosa de una situación que me sucedió ayer. 
Sí, ayer, un jueves común en mi vida, un día que transcurría tranquilo sin incidencias, hasta que de repente siento algo frío y pastoso en mi cabeza; efectivamente, se me habían hecho popó en el pelo. Cuando miré hacia arriba, una altanera y orgullosa paloma mostraba desde una rama de árbol sus partes más íntimas a, en ese momento, el indefenso ser humano que era yo. Como es evidente, maldije todo lo que tenía cerca, incluida el ave que, por cosas de la vida, con todo el espacio y el tiempo que hay en este universo, tuvo que hacer sus necesidades sobre mí. 
Pasado el mal trago, fui a limpiarme y pensé que ahí había terminado la cosa, pero no, no contenta con haber provocado las risas del resto una vez, sí señores, llegó la segunda. Esta vez fue más generosa y lo hizo sobre mi chaqueta vaquera, porque sabe que el pelo fastidia más. Yo no entendía nada, ya evitaba mirar hacia arriba porque pensaba que la siguiente sería en mi ojo, así que limpié mi chaqueta y me marché, riéndome aunque mosqueada y de este momento surgió un pensamiento. 

Desde luego en esta vida, no es lo mismo chafar una mierda a que te caguen encima. Curiosamente en apenas dos semanas me han pasado ambas cosas y no sabría decir qué es más repulsivo. Literalmente, diría que la primera, por el olor, pero metafóricamente es evidente que es peor la segunda. Aunque la segunda daña más el orgullo tanto literal, como metafóricamente. El caso es que la vida está llena de gente que es una auténtica porquería, no vamos a ser diplomáticos ni vamos a engañarnos, eso es una verdad como un templo. Esas personas que apestan de lejos, jamás dudarían en soltar todas sus heces sobre ti y sobre quien hiciese falta para conseguir sus propósitos, por eso a veces pensamos que lo mejor es aplastarlos antes de que crezca tanto su orgullo, que terminen creyendo que son más que tú. Pero no, en realidad chafando a ese tipo de gente, lo único que consigues es llevarte su mierda detrás y acabar oliendo casi tanto o más que ellos. 
No hay más ejemplo que una paloma; ellas, sólo por el hecho de poder volar, creen que tienen potestad para hacer de ti lo que quieran, mientras nosotros los humanos, sólo podemos admirar esa libertad de ir de aquí para allá aleteando. Es curioso y triste, pero hay muchas personas comparables a una paloma. Mientras tú les admiras, ellos te miran con una superioridad moral de la que sólo puedes esperar  ver cómo un día se la comerán con patatas. Puede que sea también cuestión de educación, porque el boñigo que chafes en el suelo no será culpa del noble perro, sino de su repugnante dueño. Todo en esta vida cambia y retorna. Por favor, deja tu mierda en el váter. Gracias. 





Amor de anticuario - Sofía Ellar

https://www.youtube.com/watch?v=u1RlkxbfoZs

"Y sentada en el salón olvidé que sólo soy una especie en extinción".