Nunca me siento tan viva como cuando la arena se puede pisar sin zapatos, deseosa de rozar sus millones de granitos sobre las millones de células sensibles al tacto. Las de la piel. La misma piel que se eriza con el primer baño, ese que parece congelar al principio, pero que tan pronto se acostumbra a tu clima. O a la inversa. Pero lo cierto es que si el tiempo se detuviese ahí, no importaría en absoluto.
Nunca me siento tan viva como cuando el color melocotón o el atractivo cereza toman el poder del frutero. Cuando la sandía es la merienda favorita y la rodaja de melón es devorada en un paseo marítimo cualquiera, una noche en que el termómetro promete no dar tregua. Un termómetro que se olvida de un año para otro, cuando se repite constantemente que "este calor no es normal", a sabiendas que esta estación del año conlleva, entre otras cosas, desnudez nocturna y visitantes inesperados que nos visualizan como un manjar sin envoltorio para llenar sus pequeños estómagos.
Nunca me siento tan viva como cuando la primavera sopla aires de verano, anunciando la inminente llegada de la estación del año que más controversia crea, pero la que sin duda hace disfrutar una buena cerveza como ninguna otra, la que broncea nuestros rostros y la que nos rememora momentos que quedaron en el aire cargado de un tiempo lejano, haciéndonos sentir más guapos, más felices y un poquito menos viejos.
¡Bienvenido verano! Te espero.
Lykke Li - I Follow Rivers (REMIX)
"You're my river running high, run deep and run wild".
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