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miércoles, 6 de enero de 2016

HASTA QUE SE EXTINGA LA FE.

Qué especial es el día 5 de enero, y ya no lo digo porque en mi casa por tradición y atavismo, los regalos se den esa noche, ni siquiera es por los regalos en sí; es simplemente un día bonito, con una tarde maravillosa y una noche preciosa. Y siento mucho si alguien discrepa, pero tengo la total convicción de que no existe algo tan mágico en todo el año.
Veo a los niños, con esa cara de ilusión, de alegría, cuando los Reyes Magos de Oriente llegan a la ciudad. Pequeños, contentos, llenos de ganas y de vida. Pasa tan rápido ese periodo de credulidad, de inocencia programada pero inolvidable al paso de los años. Me confieso una nostálgica total y absoluta de mi infancia en el 5 de enero. Creo que en el fondo nunca superaré el haber crecido, cuando llega "el día", y observo la expresión de la niñez mientras me visualizo a mí, muchos años atrás, nerviosa, inquieta, con un nudo en el estómago, como cuando vas al encuentro con el amor, como ese cosquilleo en el fondo de tu vientre y ese corazón que parece salirse por la boca. Sí, el corazón casi se salía por la boca. Y entonces se hacían las 00.00 y unos golpes sonaban en el balcón de mi casa, anunciando que la parada por mi hogar de Melchor, Gaspar y Baltasar, ya había llegado. 
Y entonces con total rapidez salía y ya no veía nada más. Sólo regalos. Jamás en exceso. Pero nunca faltaban, año tras año. Impresionante. Aún hoy me impresiono de ver cómo mis incondicionales padres, junto a mis queridos hermanos, se organizaban de tal forma que jamás descubrí nada, nunca sospeché que algo se escondía y en la vida me mantuvieron dormida para organizar los paquetes y no ser descubiertos. Simplemente me entretenían unos, mientras otros colocaban todo y tampoco era muy difícil de entretener, por lo que se ve. Hay cosas que no cambian. 



Así que creo que los padres sobre todo, merecen una oda. Por su dedicación, porque a pesar de ser tiempos asqueosamente pesimistas en muchas casas, ningún padre, ni madre deja a su hijo sin un regalo como mínimo. Porque no hace falta gastar en exceso, de hecho puede ser hasta beneficioso en la educación, aprovechar este día para enseñarles a los niños que menos, es más. Pero no pueden hacer sentir culpables a ningunos padres, por darles a sus hijos todo cuanto les apetece, desde una posición es evidente que afortunada, por poderles ofrecer la ilusión de ese día e intentar con sudor y sangre, que jamás la pierdan.
Odio este mundo fabricado sobre los cimientos del consumo desmesurado, que también nos consume a nosotros mismos. Pero no creo que debiera ir asociada una cosa con la otra. El mejor recuerdo de mi niñez, esa que ya no se puede cambiar, esa desde la que partió mi vida para ser la que soy, es la Noche de Reyes y ojalá para todos y cada uno de los niños, al menos de este país que ahora mismo se sostiene de un hilo y donde es tradición esto, también lo sea en un futuro. Cuando tengan 24 años y recuerden esas madrugadas del 5 de enero acostándose tarde con los juguetes que tanto llenan de felicidad, o en la mayoría de los casos, despertando el 6 de enero con el ansia de abrir sus envoltorios. Porque son juguetes, no es más lo que un niño pide. Y todos los pequeños merecen juguetes. Nunca en exceso, que no se nos olvide. Pero siempre juguetes. 
Dejemos de politizar, de especular, de rumorear acerca de algo que es en base a los niños. Dejemos de mentirles, como se ha hecho en Valencia, diciéndoles que no iban a ser Reyes, sino Reinas o que San José no estaría en la Cabalgata (lo que quiere decir que Jesús, saldría sin padrastro.) Dejemos de convertirles SU fiesta en NUESTRAS diferencias como ciudadanos, que ya tendrán tiempo de perder la fe y ver cómo está el mundo y por qué no nos ponemos de acuerdo. Ahora deben disfrutar, es su hora, es su día.
Cuando yo sea mamá, haré de ese día el día más fantástico en la vida de mi hijo. Y no por los regalos solamente, pues creo que hacer girar algo tan especial, en torno al materialismo no ayuda en absoluto; tampoco le hablaré de biblias o religiones, aunque yo sí sea creyente, ya tendrá vida por delante para enterarse quiénes fueron Los Reyes y quiénes son en la actualidad, pero en su infancia no involucraré nada más que sus ganas. Simplemente le haré temblar de emoción, le haré creer hasta que ya no crea en nada de este mundo. Como mis padres y hermanos hicieron conmigo. Como revivo cada 5 de enero. Con toda la fantasía en mi corazón.



El clásico "Moonlight Shadow" es la canción que he escogido para hoy de Mike Oldfield junto a la dulce voz de Maggie Reilly. Es una de mis canciones favoritas y puede que le vaya bien al día. 


https://www.youtube.com/watch?v=e80qhyovOnA

"Lost in a riddle that Saturday night"





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