https://twitter.com/carolcarol91

miércoles, 14 de noviembre de 2018

CREYÉNDOME POETISA.

Que cada sombra del camino sea luz en tus pupilas.
Que la fuerza que te falte,  sea dureza en tus heridas.
Que la guerra del destino, destelle paz en tu guarida.
Que en las espinas de tu rosa, renazcan verdosas hojas.

Que si la vida se pone dura, yo seré quien te levante.
Que si el camino de ti se burla, yo seré quien le enfrente.
Que si un mal día te amenaza, yo estaré para cantarte.
Las canciones que me enseñaste y las que yo quiero enseñarte.

Que me has dado existencia, educación y disciplina.
Que tú me has encauzado, alzado y sanado.
Que has sido mi hombro, mi refugio y mi prado.
Que si yo sonrío, es porque tú me lo has mostrado.

Que no te soltaré, por mucho que me amenacen los años.
Que yo siempre te llevaré, para calmar cualquier daño.




Hoy rescato una canción que me tenía enganchada hace años. La maravilla de la música es como alguien que quieres y te quiere de verdad; el tiempo no consigue separaros.

Mürfila - Azul y Gris.

https://youtu.be/PPg9l0st_lk

"Porque hoy, las sombras que me inundan, dan más miedo que nunca". 



lunes, 5 de noviembre de 2018

GRACIAS Y SUERTE

Tras unos meses de desconexión del blog, he vuelto. Me encantaría poder contar que durante este tiempo he estado en una isla paradisíaca, perdida del mundo y como única preocupación, elegir un bikini de mi maleta cada día. Pero no, lo cierto es que el anticipado invierno que tan bien me sienta cada año -léase la ironía-, me ha pillado desprevenida y en horas bajas. Ayer, casi casi era verano, casi casi lucía yo palmito y bronceado y de pronto, ¡zasca!, el abrigo hasta el cuello. Aunque cierto es que no echo de menos este verano pasado, al menos desde la señalada fecha ya mencionada en mi entrada anterior. Pero no, hoy no quiero hablar de dramas, ni de mis chakras que ondean mi interior, orgullosos y agradecidos de que en tiempos mejores haya dedicado tiempo y mimo en dominarlos, para que ahora, aunque algo desbaratados a veces por las circunstancias, no estén bailando el corro de la patata. En eso estoy salvada y qué suerte. Es lo mejor que os puedo aconsejar: si vuestra vida está estable, dominaos, porque en esta noria siempre se baja igual que se sube, y os aseguro que en momentos bajos, no hay tiempo para introspecciones. 
Pero de lo que yo en realidad quería hablar es de que el sábado fue mi cumple y pude celebrarlo con mi familia al completo y eso me hizo sentir especialmente feliz. Algo me dice que estos 27 añazos van a ser inolvidables. Como he escrito en entradas anteriores, mis mejores edades siempre han sido las impares. Y bueno, no es que esta cifra haya entrado en mi vida en el mejor momento, pero es posible, y según las estadísticas de mi existencia, que eso cambie y para bien. Bueno con algo hay que consolarse; desde luego que si algún día me preguntaran a qué edad volvería, os puedo jurar mil veces que jamás diría los 26. Quisiera borrar esa edad de mi memoria, aun sabiendo que no es posible y sobre todo siendo consciente de que lo peor que haya podido pasarme durante estos últimos 365 días, es lo que me hace crecer cada día como ser humano.
Pero es que yo nunca pude evitar preguntarme el por qué de las cosas, mientras me mantengo firme con el destino, indomable en mi camino y fuerte conmigo misma. Es raro, pero cada día que pongo un pie fuera de la cama, me digo: Carol, ¿qué puedes hacer por cambiar lo que te ha tocado experimentar? Nada. Esa es mi firmeza con el destino.
También me digo: ¿Vas a dejar que la vida te lleve por donde quiera? Para nada. Ahí es donde actúo indomable en el camino.
Y por último me hablo y me oigo y me entiendo y me aguanto y me soporto y me sobrellevo, y ahí está mi fuerza ante la vida. 
Y así es, no hay más secretos. Una suerte también el incombustible apoyo de quienes he sabido elegir -y muy bien- en mis años. Las personas precisas, en los momentos precisos. No me levantan, es que se tumban conmigo. Ojalá os pille un vendaval con gente así. Ahora os digo, también en estas circunstancias aprenderéis quiénes sí y quiénes no y eso, llegados a este punto, no duele, porque ya nada duele tanto, el camino se hace más ligero y os aseguro, es maravilloso comprobar que por quien apostaría tus ojos, está.
Así que bueno, este ha sido el resumen de la montaña rusa más intensa que he experimentado jamás -con lo que odio yo las montañas rusas- en la que se han convertido mis días. Pero estoy bien, os lo aseguro. Jolín, sólo tengo 27 años y muchos sueños por cumplir. Como dice la banda sonora de hoy: "Es el ciclo sin fin, que lo envuelve todo". 
Gracias y suerte.


Hoy, el Rey León.

https://youtu.be/M7TRx8MoXAc