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lunes, 15 de febrero de 2016

BRILLO POSITIVO.

Llevo varios días sin escribir, toda una prueba de fuego para mí, que normalmente necesito una dosis diaria de escritura. Lo cierto es que últimamente no estoy especialmente inspirada, será que todo está tranquilo y estable a mi alrededor, no hay nada que amenace ese confort que logré crearme yo misma, para mí sola y tampoco es que las noticias que vocea cada día la televisión lleguen al fondo de mi cerebro. Todos los días más de los mismo: violencia de género ante la pasividad total de la justicia, ladrones de guante blanco ante la pasividad total de la justicia y un gobierno sin formar ante la pasividad total de los partidos políticos. Y debe ser que la pasividad es contagiosa, pues así me muestro yo desde hace ya unas cuantas semanas. Todo me da igual, de la forma más estrictamente literal. No me da igual de una forma negativa, ni siquiera indiferente, todo me da igual de una manera muy positiva para mi salud mental. Cuántas veces he escuchado eso de que "las cosas te la deberían resbalar", sin jamás ponerlo en práctica. Yo, por favor, la reina del drama haciendo alarde de la tranquilidad ante los problemas cotidianos o a gran escala. Eso era impensable. Pues ya no lo es tanto, porque lo estoy logrando, aunque sé que sólo es un espejismo y pronto volveré a ser la que era. Hay ciertos días al mes que tengo trastornos de personalidad. Pero de momento puedo decir orgullosa que mi chaleco antibalas funciona de maravilla, así que disparad que hasta que se rompa o empiece a darme calor, lo voy a seguir usando. 
Podría aconsejar que tomarais esta posición ante los problemas, una posición que tantas veces me han recomendado, pero no creo que sea yo la persona adecuada para dar consejos sobre estas cosas, pues ni tan siquiera yo sé cómo he llegado a este grado de bienestar psíquico. O quizás sí lo sé. A veces, cuando te desprendes de las personas que crean negatividad a tu alrededor, un halo de confianza comienza a sembrarse en el interior de uno mismo. Hay personas que hacen mal. O mejor dicho, hay personas que son el mal y que sin darte cuenta, van menguando tu cabeza hasta casi hacerla estallar. Y ya saben, amigos, que la mía no es muy difícil detonarla. 
Recientemente me he sentido agobiada y acorralada, en un callejón sin salida, donde yo tenía que fabricar un pasaje oculto no para huir, sino para invitar a marcharse por ahí a quien deliberadamente busca hacerte daño. Y después se tapia. De ahí ya no sales. 
Y así, desarrollando el poder de deshacerte de las energías negativas que perjudican seriamente tu salud, la calidad de vida aumenta. No es que la vida de uno dependa de alguien con intenciones oscuras, pero sí puede ser un tropiezo incómodo en el camino.
Así que yo lo tengo claro, hay decisiones que ya no tienen vuelta de hoja y parece que el sol brilla mejor últimamente.




La canción de hoy es "Live And Let Die" del insuperable, único y maravilloso Paul McCartney, escrita para la octava película de James Bond del mismo nombre que la canción. Toda una obra maestra y que sin duda le va como anillo al dedo a mi post de hoy. 


"When you were young
and your heart was an open book
You used to say live and let live
you know you did
But if this ever changin
in which we live in
Makes you give in and cry
Say live and let die"

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