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miércoles, 11 de noviembre de 2015

SUEÑOS IMPARES

Tengo una manía importante en mi vida, una que hasta sorprende cuando la cuento y la cual a veces puede llegar a causarme estrés si no puedo llevarla a cabo. No lo llamaría superstición, simplemente manía, como muchas otras en mi vida (beber en un vaso determinado, comer con unos cubiertos determinados, peinarme antes de dormir, no soportar ver un cuadro colgado en la pared de lado...), pero esta especialmente dice mucho de cuál es mi perspectiva visual del mundo. 
Mi manía principal son los números impares. Necesito que la mayoría de cosas que tengo bajo control sean impares. El volumen de la radio del coche siempre impar, la de la televisión y el ordenador siempre impar, cuando hago recuento de algo que termina en par, sumo uno y comienzo con el uno otra vez para que sea impar, los mejores años de mi vida han sido impar, mis mejores edades, adivinad, impar. Y así una lista de cosas que han conspirado en el cosmos o qué se yo, de tal forma, que han hecho que definitivamente, lo par no sólo no signifique nada para mí, sino que hasta me da miedo. 
Acabo de entrar en una edad par (24 años) y en mes y medio estaremos en año par, no es algo que me quite el sueño, pero mucho tendrían que cambiar las cosas para que este año fuese un año fabuloso. Pues las estadísticas de mi corta vida no auguran nada nuevo, ni bueno, pero siempre una confía en que sea la excepción que confirme una regla que me persigue desde el año en que nací, que fíjate que coincidencia, año impar. Qué casualidad. De día impar, de mes impar... ¡Qué cosas tiene la vida!

Puede que esto sea el condicionante por el que nunca me haya gustado llevar dos coletas, ni dos trenzas. Puede que esto sea consecuencia a que he vivido en una familia impar y que soy la tercera de tres. Puede que también condicione mis calcetines; esos que suelo llevar diferente en cada pie. O simplemente puede deberse a que soy un caos en todos los aspectos, a que no me guste la lógica ni los resultados exactos y a que considere que la vida necesita acción que salte la línea de lo cuadriculado, de lo rutinario, de lo razonable, de lo que se puede explicar. Porque realmente, qué aburrido sería un mundo donde todo tuviese una respuesta, donde no existiese ni una duda que almacenar, donde 2 y 2 siempre fuesen 4, sin restarle, sin sumarle, sin inventarte un resultado por el mero hecho de hacerlo tuyo.
No es sano convertirte, aunque sea lo fácil y cómodo, en una de esas personas que lloran porque las cosas no les salen como esperan y no conformes con ello, se creen con la potestad de solucionarle la vida a los demás. No es sano tomar como ejemplo a quien da lecciones de moral sin pedirlo, a quien cree que es hijo perfecto, padre perfecto, marido perfecto, ser humano perfecto, de esos que resultan de una ecuación sin decimales... Esos para los que las normas no escritas de la existencia hay que cumplirlas sin aspirar a nada más. Y soñar no es fácil, pero soñar es lo que nos hace ejercitar la mente, mucho más de lo que nos hacen creer para que no lo hagamos. Soñar hace que uno se lance a piscinas sin pensar, pero que construyen un camino que se forja, algo tendremos que contarles a nuestros nietos, pienso yo. Eso sí, si llegamos. 
Soñar nos hace fuertes, invencibles y sobre todo y algo muy poderoso: curiosos. Y la curiosidad no mata ningún gato. La curiosidad te hace leer, investigar, conocer, descubrir, atreverte y desconfiar. Sí, desconfiar. No es nada malo desconfiar, simplemente hace que comprendas que no todas las personas dicen la verdad, que no todos los periódicos cuentan la verdad, que no todas las televisiones hablan la verdad, que la verdad a fin de cuentas es la que tú te quieras crear. Que para eso eres libre, que para eso existe la inexactitud y considero algo suficientemente importante para no perder de vista, que tenemos de casi todo dos cosas en nuestro tan perfecto cuerpo, pero en realidad sólo una que nos mueve.
Así que no, definitivamente lo par es tan absurdo como predicar gloria cubierto de escoria, como coger una flor y ni tan siquiera olerla, como encender una luz para sólo ver y no mirar. 
Como cerrar los ojos para sólo plantearse dormir, sin soñar.





Hoy escuchamos Just My Imagination de uno de mis grupos favoritos, The Cranberries. Tiene unos añitos, así que se puede decir que he decidido rescatarla. 
Transmite muy buena energía.
Un maravilloso tema de un magnífico grupo. 

https://www.youtube.com/watch?v=SHoHIL2ABVQ

"We were living for the love. We used to be so free.
We were living for the love we had and living not for reality"




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