https://twitter.com/carolcarol91

miércoles, 27 de julio de 2016

INTROSPECCIÓN 2.0

He llorado mucho, no sé si más que cualquier otro, pero sé en primera persona que son muchas las lágrimas que he derramado a cualquier hora, en cualquier circunstancia, por diferentes motivos, en días que recuerdo y que he olvidado...
También he reído mucho, muchísimo, en ocasiones hasta dolerme la barriga, hasta casi ahogarme en una piscina de olas o hasta desencajarme la mandíbula. Me acuerdo una vez, hace algunos años, que fue tal el ataque de risa, que caí de la silla hacia atrás y me di un buen golpe en la espalda y aun así seguí riendo, no podía parar. Me hice daño pero juro que lo recuerdo valiendo la pena.
He callado muchas cosas que pensaba que podía callar, he aguantado, en ocasiones, por encima de mis posibilidades, he tanteado terrenos en silencio para ver si podía hablar y esas veces, aunque costase, he callado. A veces por miedo, a veces por un simple favor, a veces por desgana o desazón...
He soportado personas que me han carcomido interiormente, he tenido que escuchar cosas realmente intolerables, y tolerar miradas, frases o gestos que estaban fuera de los límites que marco.
He creído que estaba loca por el mero hecho de darme cuenta que nadie me comprendía. Me ha resultado, tantísimas veces, imposible expresar el dolor que podía sentir en ese instante porque sabía que ningún ser humano del mundo lograría sentirlo. 

Y al final, cuando ya quedan tan lejos mis primeros pasos, mis primeros juguetes, mi primer corte de pelo, mi primera borrachera o el primer cigarro que encendí. Cuando queda tan lejos el verano que aprendí a nadar o el que aprendí a bailar. Cuando miras al horizonte de la lejanía a las puertas del cuarto de siglo, sabes que has hecho una buena elección en tu camino. Sabes que ahora, con la serenidad que ofrece el ir construyendo tu vida a tu manera (aunque llena de incertidumbre como la de cualquier joven), ves con otros ojos la que eras hace 20, 15, 10 o 5 años atrás. Sabes que has ido perfeccionando tu mundo y sobre todo perfeccionándote tú. Pues si uno no pule sus defectos, no puede distinguir qué es lo que quiere o necesita para uno mismo. Al final el círculo se reduce y quedan los mejores, los que encajan y los que están por llegar.
De nada vale callar, aguantar o soportar. De nada vale llorar si no es para crecer, para sanar, para avanzar. Y siempre se logra, siempre se mira hacia adelante, nunca se deja de aprender; las lecciones quedan patentes con cada instante, todo está atado y conectado, la vida es un circuito perfecto. 
Lo que se fue ya no vuelve a ser o no vuelve a ser como fue. Esa es la única filosofía cierta de la vida, la que arrastra nuestro pasado, la que consta en nuestro presente y la que marca un futuro que realmente no existe. Pisa con fuerza el suelo que te sostiene y camina. Cada paso te acerca a tus metas, cada segundo te aleja de tus disgustos. 
He aprendido, o mejor dicho, he comprendido, que todo se va y vale la pena pedir perdón y vale la pena luchar por quien quieres, y vale la pena dejar ir y vale la pena pensar y decidir. Nos preocupan, diariamente, tonterías que nunca tendrán tanta importancia fuera de los márgenes de nuestra imaginación, tan inmensamente absurda la mayoría de ocasiones. Enfréntate a tus fantasmas, míralos a la cara y lucha contra ellos, no con ellos. No les hagas el camino fácil, son pequeños, muy pequeños.
Al final, lo que queda, es la propia existencia que se encargará de borrar tu muerte, pero que nunca muera tu recuerdo de la existencia de quien amaste. 

Eso sólo depende de ti.






Hoy, una de mis joyas favoritas, una canción que me gusta muchísimo y con la que me siento bastante identificada, desde el propio título: Drama Queen de Green  Day.

https://www.youtube.com/watch?v=yAKGwfQarTE

"Everyone's drama queen is old enough to bleed now". 

sábado, 16 de julio de 2016

AIRE

Un gran amasijo de hierros enlazados entre sí gobernaba su cabeza. Su estómago, en ese momento, no era mucho más que el enredo al que su cerebro estaba siendo sometido. Tenía miedo, y estaba segura de haber conocido esa sensación en otras ocasiones, pero en todas y cada una de ellas, era impactante y desagradable, como esas cosas que a deshora nos desvelan los sueños. Sentía presión, una presión golpeando fuertemente su nuca, un sudor frío recorriendo hasta el último rincón oculto y desamparado de su cuerpo, hasta ese, por ejemplo, dedo pequeño del pie del que sólo oía hablar cuando se daba un golpe. "Ojalá estuviera ahí, golpeándome con cualquier mueble, de mi ahora tan añorado hogar, eso significaría muchas cosas, pero sobre todo que estaría pisando terreno seguro", pensaba ella entre sollozos que retumbaban en la desierta noche, como aullidos de loba atrapada en una trampa mortal. 
La tensión también se había apoderado de su cabello tizón y experimentaba a su vez un desaliento propio de a quien el pánico tiene secuestrado. La ansiedad vagaba a sus anchas por unas células que en otro momento se habían sentido tranquilas. Neuronas amordazadas por una histeria detonada. No era el fin, o al menos eso se intentaba ella repetir. 


Podría ser el comienzo de un libro. 

Continuará...




Aire - Mecano 

"Este cuarto es muy pequeño, para las cosas que sueño". 

viernes, 1 de julio de 2016

IMPACTO

El último capítulo del libro que terminé hace unos días, decía algo así como que a las personas nos gusta ayudar a los demás para hacer crecer nuestro ego, es decir, siempre nos volcamos en facilitar nuestra mano a aquellos que consideramos están por debajo de nuestros privilegios o de nuestra propia vida. No eran estas las palabras textuales, pero sí el mensaje. 
Lo cierto es que nunca me había planteado el auxilio al resto de esa forma. Siempre me ha gustado prestar mis manos a aquellos que me las pidan, pero nunca imaginé que con ello, bien es cierto, uno se retroalimenta y como consecuencia se crea un bloqueo emocional en ambas partes, el auxiliado y el auxiliador. 
Necesitamos sentir la bendición constante del mundo, necesitamos que los demás sepan lo buenos que somos con obras caritativas a costa de una vida, bien sea humana u otro tipo de animal. Es una necesidad del ser humano, aunque no nos lo planteemos a menudo: nadie se considera mala persona. 
Nos apresuramos a borrar las manchas de nuestro pasaje con buenos intentos de caridad, pero realmente, a nivel global y no individual, ¿lo hacemos por los demás o por nosotros mismos? Siempre que hablan personas que pertenecen a un voluntariado, cualquiera que sea, los oiréis decir que es una satisfacción enorme, que a nivel personal no tiene comparación, que te llena y bla, bla, bla. Ahí está la clave de todo lo que hacemos: la satisfacción personal, incluso cuando es a otro al que debería satisfacer tu trabajo. Pero el ser humano es egoísta desde su nacimiento, el egoísmo forma parte de nuestro modo de vida y ya no por la sociedad en la que vivimos (que lo engrandece hasta límites insospechados), sino desde que la humanidad se creó. Por eso se descubrió que los animales eran comestibles, por ejemplo, ¿no? Y por eso a día de hoy seguimos anclados a un gobierno corrupto, por ejemplo, ¿no?
La empatía es una palabra que escuchamos muchas veces, pero de la que carecemos todos, aunque cabe decir que hay quien la domina mejor que otros y aunque el humano es patológicamente egoísta desde tiempos ancestrales, es posible que en la actualidad aún lo sea más. 
Es el punto común que nos une en masa y cuando eso se lleva a las urnas, a una democracia que lamentablemente da resultados nefastos, el pueblo se enfrenta y se disipan como moléculas de polvo y por completo, las ganas de ayudar al otro, y ahí es cuando realmente sale el verdadero carácter humano, el de "cooperar hasta que a mí me haga falta". 
No somos más que seres ignorantes creyéndonos con total posesión de la verdad, pensando que tenemos valores por votar con más fuerza que nunca. Y no es cuestión de ideología, como no me canso de repetir, sino de dignidad. El pobre votando al rico, para que así siempre haya desfavorecidos y podamos ser voluntarios de nuestro propio ego, ayudando mientras endiosamos nuestro "yo interior", hablando de fuerza vulnerando al fuerte. Este es el camino que le vamos a dejar a nuestros hijos. 
Nadie tiene la culpa, y todos la tenemos. 

Una de mis fotografías favoritas: "El impacto de un libro". 




Canciones que hablan por sí solas: Pink Floyd - Another Brick In The Wall 


"All in all it's just another brick in the wall".